En la tradición civilista española, la protección a la familia constituye uno de sus ejes centrales. Esto quiere decir que, si tienes familia, es prácticamente imposible que le puedas dejar todo a un amigo, aunque lo dejes detallado en el testamento.
¿Cómo se reparte una herencia?
En primer lugar, se divide el caudal en tres partes iguales con los siguientes mandatos:
- La legítima: Este tercio se distribuye de manera igualitaria entre los herederos forzosos. Este grupo está formado por los descendientes del testador y, en su ausencia, por los ascendientes, el cónyuge o los hermanos. La ley prevé también que, a falta de todos ellos, pase a primos hermanos, tíos y sobrinos.
- La de mejora: Esta porción la puede distribuir el testador como le plazca, aunque siempre dentro de los herederos forzosos. De esta forma, se puede beneficiar a un hijo por encima de otro.
- La de libre disposición: Esta parte es la que puedes dejar a un amigo si es tu deseo, pero como ves, solo se trata de un tercio de todo el caudal.
¿Qué ocurre si no hay familia?
En el supuesto de que la persona que hace el testamento no tuviese familia, puede dejar la totalidad de sus bienes a un amigo. Sin embargo, has de tener en cuenta que, conforme nos alejamos de los grados de consanguinidad vertical, el porcentaje a pagar del impuesto de transmisiones es mayor. Por lo tanto, en el caso de un amigo, estas cargas pueden ser extremadamente altas si el caudal hereditario es elevado. Eso sí, este puede sufrir variaciones en función de la comunidad autónoma donde resida el testador.
Desde Piqueras Consultores te aconsejamos que te asesores de la forma conveniente y que consultes con ese amigo tu intención con el fin de prever estos problemas. Si necesitas más información, contacta con nosotros.