Existen muchas razones por las que el despido de un trabajador puede ser considerado objetivo. En este artículo entenderemos cómo la falta de adaptación puede ser una de ellas.
Despido objetivo por falta de adaptación
La versatilidad es una cualidad necesaria en cada vez más puestos laborales. La transformación digital que están viviendo las empresas están provocando que cada vez te inclines más por perfiles que puedan ofrecerte una enorme capacidad de adaptabilidad. Sin embargo, esto no siempre es posible en todos los miembros de tu plantilla.
En la actualidad, sí es posible despedir a alguien por mostrar problemas de adaptación a todas las modificaciones técnicas que pueden surgir en el ambiente laboral. No obstante, es importante que cuides bien los detalles para guardarte las espaldas. La línea que separa a este tipo de despido de objetivo a improcedente es muy fina.
Por ejemplo, para que pueda haber una acción de este tipo por motivos objetivos, previamente deberás haber ofrecido un curso de formación al o los trabajadores que presenten este tipo de problemas. En este programa de formación se deberán enseñar estas competencias sobre las nuevas tareas que deben desempeñar. Adicionalmente, el tiempo que dure un curso se contará como trabajado, por lo que no podrás incluir ningún tipo de cambio en su salario.
El tiempo es otro factor fundamental para evitar posibles sanciones por despido improcedente. En concreto, desde que se realizan las modificaciones o desde que finaliza el curso no pueden haber pasado menos de dos meses. En caso contrario, puede ser considerado una falta y, como empresa, tendrás que indemnizar a tu empleado.
Como conclusión, la falta de adaptación puede ser un motivo para finalizar la relación contractual con un trabajador. Sin embargo, es de vital importancia leer bien la letra pequeña de la legislación actual para evitar problemas.